Este ensayo visual, también titulado «ejercicio de lectura perpendicular», organiza el texto de La filosofía en el tocador en orden geométrico, resucitando así la tradición de la escritura vertical que flanqueaba las grandes avenidas (Brodway, Corrientes, Avenida Paulista, Fifth Avenue, Avenida de los Incas), dispuesta siempre en carteles coronados con neón, que no estaban allí para ser leídos sino devorados por la vista, masticados a dentelladas con los ojos como quien se lleva rápidamente un pan flauta al estómago. El carácter libidinoso y bailarín del texto de nuestro ensayo (el punto giratorio del mundo inmóvil) está dado por un motor-algorítmico que permite, no al lector sino al usuario (que no lee sino que usa), hacer circular las líneas del divino marqués a través de la cristalera de su pantalla, y modificar también, a través de clicks neuróticos, el centro de gravedad de cada párrafo. En los otros ensayos visuales, a los que se puede acceder con el menú superior, se encuentra el mismo texto que chorrea desde el mouse (una micción de letras que derrapa en el fondo), y también una malla heteróclita, yerma, lábil, que la propia flecha del mouse filetea y desgaja (tortura) a piacere. Otros posibles títulos del ensayo: «Sade for dummies», «Sade in 24hrs», o «Estantería erotológica para letras giratorias».